Considerado uno de los artistas de mayor relevancia en el arte cubano contemporáneo, Roberto Diago, como es conocido, ha marcado su impronta personal en la plástica cubana, con temas que mezclan la realidad cotidiana y la historia de nuestra nación. Sin embargo, sus obras sobrepasan sus intereses por fragmentos de escenas locales, y se erigen piezas con significados universales.
Diago ha trabajado la pintura con la misma gracia que la instalación y la fotografía. Sus bases dejaron de ser los exquisitos lienzos o papeles de calidad y se convirtieron en cartones, pedazos de madera, paneles de metal u otros elementos desechables. Ello, que empezó por una carencia material, se ha transformado en rasgo esencial de su poética, lo cual le imprime un carácter conceptual que se acentúa con los temas que desarrolla.
No obstante, su línea principal de discurso versa sobre la esclavitud. A este asunto recurre incansablemente desde distintos puntos de vista. Revisita el fenómeno y sus aristas, y lo actualiza desde la mirada contemporánea y la realidad que lo circunda. El valor simbólico que encierra le permite hablar sobre el pasado a la misma vez que sobre el presente.
El artista trabaja con frases que encuentra en la cotidianeidad. A modo de grafiti las impregna en sus obras, como un reciclaje de la vida común. Estas combinaciones de texto e imagen han suscitado lecturas que perciben similitudes con la obra de Jean-Michel Basquiat, Ed Ruscha, Antonio Gattorno y Wilfredo Lam.
Algunas de sus obras son Siempre espero, Tú puedes, Ville está loco, Nos vemos mañana, Africa mia, Amor y paz, Los que perduran, Rastros, Alegría de vivir, Vamos bien, Hasta la victoria siempre, Yo espero, Te estoy mirando siempre, Yo tengo mi historia, La mesa, Yo soy para ti, y Cuba sí. Estas y otras se pueden encontrar en reconocidas colecciones como la del Museo Nacional de Bellas Artes (La Habana), la Galería de Arte Pan American (Texas), la Galería de Arte Guislain-Etats (París), la Fundación Brownstone (París), y la Fundación Kikoïne (París). Su trabajo también se encuentra en países como Chile, España, México, Mónaco, Panamá, Portugal y Suiza.
Roberto Diago cuenta con un éxito crítico y comercial de gran significación. Desde el año 1987, ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales. Sus piezas han sido exhibidas en países como Argentina, Alemania, Canadá, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Italia, Líbano, México, Panamá, Portugal, Puerto Rico y Venezuela. Ha estado presente en eventos nacionales e internacionales como las Bienales de la Habana, los Salones de Arte Cubano Contemporáneo, la Bienal de Venecia, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIARC) de París, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) de Madrid, la feria CIRCA de Puerto Rico, la Subasta Humanitaria organizada por la Casa de las Américas (Cuba) y Subasta Habana (Cuba). Por su desempeño, ha obtenido importantes lauros entre los que se encuentran el III Premio Salón de Pintura Contemporánea Juan Francisco Elso (1995), otrogado por el Museo Nacional de Bellas Arte (La Habana) y el Premio Maratier (1999), concebido por la fundación francesa Kikoíne.
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